miércoles, febrero 01, 2006

Pero a ella no la conocí en otra vida


Algunas imaginaciones están convencidas de que son las más brillantes y originales. Pero como los absolutos no existen, la verdad (que en realidad no hay verdad) es que ninguna imaginación es tan tan original como la de la niña-cazuela, que de tan tan original a veces se pone en contra de su propia dueña y la imagina como si fuera el niño-abismo y le dice cosas destructivas al oído, tan tan destructivas que la niña-cazuela se pone verdinaranja de puro susto y es ahí cuando piensa en su escopeta y equivocadamente se dispara en una oreja. Con el lóbulo colgando de apenas un hilo de carne toma el teléfono y marca el número del niño-abismo, que suena tu tu tu como si verdaderamente estuviera ocupado; pero como los absolutos no existen le deja un mensaje en el buzón de voz:

-mi imaginación nuevamente me ha jugado una mala pasada.

Y se sienta a sangrar esperando que alguien le devuelva el llamado.